domingo, 20 de marzo de 2011

Boleros y Salud Pública

Pasé muchos años cantando esta canción sin entenderla:
"Nosotros,
que nos queremos tanto,
debemos separarnos,
no me preguntes más,
no es falta de cariño,
te quiero con el alma,
te juro que te adoro
y en nombre de este amor
y por tu bien: te digo adiós".
Si no es falta de cariño, entonces, ¿qué es? ¿por qué rayos la deja? Pedro Junco, el autor de esta carta de despedida, que en cuatro días se convirtió en bolero, tenía 23 años y se iba a morir de tuberculosis. Ella tenía 20 años y le guardó 10 de luto. 10 años.

Le comento estos datos de anciano a mi amiga:

—"¡Qué romántico!" me dice, "un problema de salud pública. Se moría la gente joven, en la flor del romance. Además, cuando la esperanza de vida era de 35 años, había que apurarse, casarse a los 15, amor a primera vista, etcétera, soque, si no no da tiempo de tener nietos, y había que tener 6 hijos porque se morían 3. La falta de romance es culpa de la salud pública."

Ya me estaba enamorando de ella pero me interrumpió:

—"No había tiempo de nada, Roberto, había que enamorarse del primer menso que viera uno en misa, que estuviera de buen ver."

Ahora todos creen que van a vivir para siempre. Ese es nuestro problema. No se puede todo.



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